Akelarre

INTRODUCCIÓN

La obra está basada en el solsticio de verano y el proceso de trance en el que están inmersos los participantes del Akelarre. La narración y la obra la componen tres partes o escenas que describen esa inmersión al trance de principio a fin.

AKELARRE

1ª Escena:  
  Ha llegado el solsticio. El momento de internarse en el mundo de los sueños. El mensajero que liberará los sentidos ha llegado, y la fiebre de la naturaleza rompe las cadenas del deseo oprimido mientras el cuerpo se mantiene perdido en la danza del delirio.   
 El viento-sur de medianoche va embriagando el deseo de todas las personas, profundizando cada vez más en un dinamismo imparable, creando el claro reflejo del caos que se da en la naturaleza. La locura envuelve a todas las personas que toman parte en ese frenesí; saltando y saltando,danzando y danzando, víctimas desesperadas de la insoportable necesidad del contacto.  
 Ha llegado el maravilloso momento de profundizar en el mundo de los sentidos, donde por una vez sometemos a nuestros deseos a la propia conciencia, donde no somos más que los porteadores del expresionismo y del alma liberadora, robando  la oscuridad de la noche para que nos sirva de protección. 

 2ª Escena:  
 En la profundidad de la noche, en el mundo de lo imposible, es el fuego el que señala el umbral del misticismo. A su alrededor, lo conocido y lo desconocido van formando un cóctel alucinógeno y todos los que beben de él, cruzan la frontera entre los dos mundos.
La puerta está abierta, con las almas cruzando de un lado a otro, atascadas en esa cuarta dimensión, gozando de todo el poder sensorial del hombre.
Todos tienen un lugar en esa mágica dimensión, la forma no obedece a ninguna ley, en el mundo místico de la imaginación, la coherencia se deshace en el humo que emana del fuego.
La sed insaciable del deseo y la naturaleza se alimenta de una representación caótica que se asemeja a un ritual, mientras las almas, debido al contacto y al dinamismo, se adentran en una embriaguez maravillosa.  
   
 3ª Escena:  
 La olla de los sueños y el delirio está lista. De ella saldrá el milagroso caldo de la transformación, la deliciosa leche de la vida y la muerte que se beberá mezclada con el sudor de los cuerpos. La esencia cósmica que se puede beber, untar, mojar, oler y comer representará el desangramiento de esa celebración, donde la sed de vida de todos los presentes quedará saciada en ese desangramiento.
Giran y giran, saltan y danzan alrededor de la olla, dentro de la olla, como si fuera un agujero cósmico. Desenfreno y delirio, alegría y llanto, realidad e ilusión... Construyendo el palacio de los sentidos. 
Así es la vida, así es el akelarre de lo delirante, de lo maravilloso, el akelarre del misticismo
La inolvidable y maravillosa representación del solsticio.

Así es la magia del solsticio, la magia de la naturaleza y la magia del ser humano.


 Coreografía: Noemí Álvarez Calleja                                                               Texto: Asier Mancisidor
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